Oaxaca se erige como un tesoro cultural de México, donde cada calle, fiesta y platillo cuentan una historia que conecta el pasado con el presente. La diversidad de sus pueblos, la calidez de su gente y la majestuosidad de su arquitectura colonial hacen de esta tierra un mosaico vivo de tradiciones, arte y espiritualidad.

Desde la Guelaguetza hasta los coloridos mercados, Oaxaca invita a descubrir su alma en cada rincón. Pero si algo distingue a este destino es su inigualable gastronomía, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Los moles, el chocolate, el mezcal y las tlayudas son más que sabores: son símbolos de identidad y herencia ancestral. En Oaxaca, la cultura y la cocina se entrelazan para ofrecer una experiencia sensorial única que cautiva a todo visitante.

A continuación te damos algunas sugerencias de sitios que debes visitar en Oaxaca, si algún día tienes el privilegio de visitar el estado conocido como ombligo cultural de México.

Aquí debes disfrutar del Pasillo de Humo, donde puedes degustar carnes al carbón tasajo, cecina o chorizo; es también una experiencia visual que ha cautivado a turistas nacionales y extranjeros. Hay una gran cantidad de puestos en los que tú eliges qué comer y al momento los cocineros te preparan el plantillo que puedes acompañar de las más diversas salsas en un encantador estilo rústico.

A unos pasos llegas el Mercado 20 de Noviembre encuentras en también célebre Mercado Juárez, donde puedes adquirir artesanías, quesos, dulces, bolsas típicas o incluso mezcal; las aguas naturales frescas son además una de las características de este emblemático sitio de la capital oaxaqueña. Estas bebidas incluyen, desde luego, fruta fresca y natural. ¡Prueba el agua de nanches!

La Catedral de Oaxaca fue construida a partir de 1535 con cantera verde y en su fachada se aprecian claramente características del barroco; solo detenerte a ver sus relieves resulta toda una experiencia. Es un sitio muy concurrido, no solo por su belleza arquitectónica, también porque aquí se celebran tradicionales actividades religiosas todos los días del año.

Es quizá el sitio de la capital oaxaqueña más visitado en cualquier día del año, porque es 100% peatonal. Su belleza radica en que puedes recorrerlo en completa calma y totalmente absorbido por sus múltiples atractivos, desde su empedrado enigmático, sus tiendas tradicionales o de marca, múltiples galerías de arte, hasta algunas de las más importantes mezcalerías oaxaqueñas.

Fue un convento dominico. Está dividido en tres piezas: Iglesia, Convento –hoy el Museo de las Culturas de Oaxaca- y Patio –hoy el Jardín Etnobotánico-. Los adornos interiores de la edifico principal fueron hechos con lámina de oro de 23.5 kilates; corresponde al estilo barroco, aunque combina arte europeo con indígena. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987.

Se ubica, como los anteriores sitios recomendados, en el corazón de la capital oaxaqueña nada menos que en una casona del siglo XVIII que se restauró en el año 2007; hoy alberga piezas que maravillan los sentidos. Se ofrecen diferentes talleres, uno de los más espectaculares es el de telar de cintura. ¿No lo conoces? Aquí lo puedes descubrir.

Su nombre oficial de Mercado de Artesanías José Perfecto García y básicamente, como su nombre lo dice, lo que encontrarás son múltiples artesanías, aunque también textiles, como huipiles; hay de todos los precios, colores y diseños, porque recuerda que cada huipil es una creación única y, por tanto, irrepetible.

Es un imperdible lugar donde encontrarás, principalmente por las tardes, representaciones artísticas de las ocho regiones de Oaxaca, desde danzas, conciertos hasta comida representativa de los 570 municipios que componen el estado. Prepara la cámara, porque se te antojará retratarlo todo, para nunca olvidarlo.

Único en su tipo, el MUFI es un espacio vivo donde la filatelia motiva las artes y diversas disciplinas del conocimiento. Timbres, sobres, cancelaciones, hojillas, arte, cartas, escultura, literatura, todo esto en un espacio dedicado a ello. Alberga una colección de más de 200 mil timbres postales desde 1856.

Fue fundado en 1909, nada menos que por Porfirio Díaz; lleva el nombre del autor de “Dios nunca muere”, el himno no oficial de los oaxaqueños. El edificio en el que está sentado este teatro fue el primer convento de los dominicos en México. Es uno de los recintos emblemáticos de Oaxaca y uno de los teatros más importantes del país, siendo un baluarte de la cultura desde el 5 de septiembre 1909, fecha en la que fue inaugurado.

Hechos de cantera verde y ladrillo de barro rojo toma tal nombre en relación a los arcos que componían el antiguo acueducto de San Felipe –originalmente de cinco kilómetros- y a una angosta calle empedrada que comunica al antiguo Barrio de Xochimilco. El acueducto de San Felipe, como se conoció, fue construido a mediados del siglo XVIII; desde entonces, hasta 1940 surtió de agua a la ciudad capital.