Durante la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, y como ha sido una costumbre, se presentó un episodio silenciado de la historia de México, una masacre contra el pueblo afrodescendiente, que tiene su origen en la masiva migración forzada de africanos vía el puerto de Veracruz.

En la Plaza Mayor de entonces, hoy Plaza de la Constitución de la Ciudad de México, fueron colgadas 35 personas africanas y afrodescendientes, 7 eran mujeres, como represalia por supuestamente “promover la conspiración”.

En la misma conferencia se explicó que “durante el periodo virreinal (1521 a 1821) las mujeres africanas y afrodescendientes vivieron bajo una red de leyes, prejuicios y jerarquías que buscaban controlar sus cuerpos, sus trabajos y su libertad; en algunas ciudades las normales coloniales prohibían que vistieran con lujo, que se reunieran de noche o que usaran joyas, mientras eran vigiladas por su origen y por su condición de de género”.

Se dio cuenta de que “en los documentos notariales encontramos testamentos, cartas de libertad, dotes o compraventas; estas mujeres aparecen no solo como propiedad, sus nombres llenan las páginas de los registros coloniales también como mujeres que litigaron, heredaron, trabajaron por su cuenta o defendieron la libertad de sus hijas e hijos. Muchas de ellas nacieron libres gracias a este lucha”.