El mole oaxaqueño: tradición, sabor y cultura en un platillo mexicano

El mole oaxaqueño: tradición, sabor y cultura en un platillo mexicano

El mole oaxaqueño es sumamente tradicional. | Especial

El mole es uno de los emblemas culinarios de México. Este platillo, lleno de historia y complejidad, tiene tantos ingredientes como sabores. La famosa "Cumbia del Mole", escrita por Lila Downs, rinde homenaje a este manjar que forma parte de la gastronomía ancestral mexicana. Entre los ingredientes típicos que se utilizan para preparar el mole están cacahuates, almendras, chiles, chocolate, y canela, aunque cada región tiene su propia receta.

El estado de Oaxaca, conocido por su riqueza cultural, es el hogar de siete variedades principales de mole, aunque existen muchas más versiones alrededor del país. El mole no solo es un platillo, sino un símbolo de unión familiar, especialmente durante el Día de Muertos, cuando se comparte como parte de las ofrendas. Conocer sus variedades invita a adentrarse en una de las tradiciones más representativas de México.

Los tipos de mole en Oaxaca: una riqueza de sabores

El mole es mucho más que una simple salsa. Su origen etimológico proviene del náhuatl "mulli", que significa "salsa", pero va más allá del concepto básico. La combinación de ingredientes crea una textura fina y compleja que acompaña diversas festividades y celebraciones. En Oaxaca, los siete tipos principales de mole son el reflejo de su diversidad cultural y su riqueza gastronómica.

Entre los más conocidos se encuentran el mole negro, caracterizado por su color oscuro gracias a los chiles tostados, y el mole amarillo, una opción más ligera pero igual de deliciosa, que incluye ingredientes como chile guajillo y chochoyotes. No menos importante es el mole coloradito, una versión dulce y espesa que combina chocolate y chile chilcostle. Cada uno de estos moles tiene su propio momento de protagonismo en las festividades locales.

Otra variedad es el mole verde, que destaca por su frescura y sabores herbales, utilizando hierbas como el epazote y la hierba santa. Para quienes buscan algo más inusual, el mole chichilo es una excelente opción; su sabor amargo lo hace único y tradicional en ceremonias de duelo. El mole rojo, por su parte, es el más picante, gracias al uso de chiles guajillo y ancho, y su toque dulce lo aporta el chocolate.

Las celebraciones y el mole: un vínculo inseparable

Los diferentes tipos de mole están profundamente ligados a las festividades oaxaqueñas. Por ejemplo, el mole negro es común en bodas y eventos importantes, mientras que el mole manchamanteles suele aparecer en bautizos. El chichilo, por otro lado, está reservado para eventos más solemnes, como los funerales.

Los ingredientes que componen estos moles varían dependiendo de la ocasión, pero siempre tienen un propósito: reunir a las familias y celebrar momentos especiales. En este sentido, el mole no es solo un platillo; es un medio de conexión emocional y cultural.

Principales moles oaxaqueños

  • Mole negro: conocido por su profundidad de sabores y su preparación compleja.
  • Mole amarillo: versátil y ligero, ideal para opciones vegetarianas.
  • Mole coloradito: dulce y espeso, perfecto para ocasiones festivas.
  • Mole verde: fresco y herbal, con variantes que incluyen pescado.
  • Chichilo: amargo y oscuro, asociado a ceremonias solemnes.

El mole, un tesoro culinario que hay que descubrir

El mole oaxaqueño es mucho más que una receta; es un testimonio de la riqueza cultural y gastronómica de México. Cada variedad cuenta una historia y está ligada a una tradición o celebración específica. Para quienes deseen adentrarse en el corazón de la cocina mexicana, un viaje a Oaxaca y la degustación de sus moles es una experiencia imprescindible.

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